La
intención de KDot con liderar este álbum fue reunir a una gran cantidad de
músicos y productores tanto nuevos como veteranos para homenajear la música y
poesía afroamericana situada en el contexto social actual y otorgarle una dirección
plenamente vanguardista. Los elementos que conforman este álbum lo han llevado
a ser laureado por la crítica especializada en hip-hop catalogándolo como
lo que probablemente podría ser el disco de rap de la década 2010-2020.
Kendrick da unos cuantos pasos más allá en
su discurso ya que su debut Good kid, M.A.A.D City acudió a lugares comunes del rap west-coast, antes precedido por artistas
como Dr. Dre, Ice Cube, NWA y Snoop Dogg, por lo que parecía una actualización
de toda la escena de Compton y el sonido G-Funk, y aunque estos elementos
siguen presentes y es una gran influencia, To
Pimp A Butterfly se aleja de estos cánones y se interna casi por completo
en sonidos electrónicos, futuristas y psicodélicos además de la temática de
protesta y relatos afines a su lugar de proveniencia. Claro, GKMC tiene una base conceptual y narrativa bastante sólida que es la llave del éxito de cualquier proyecto que pretenda trascender más allá de un mixtape.
Los productores participantes en este
disco se caracterizan por ser músicos instrumentistas y no solo trabajar con
samples. Sé que también hay músicos de sesión que no aparecen claramente
en los créditos, pero quizás la influencia más importante de este disco es la
de Flying Lotus, quien apunta a un sonido de hip-hop cambiante, variado y
progresivo, tanto que ya muchos están hablando del término ‘post-hip-hop’. Los
demás productores parecieran acoplarse a esta filosofía. Aunque Flying Lotus es
quizás quien menos apariciones tiene, funge como mentor. Thundercat como
virtuoso del bajo eléctrico siempre está presente. En ocasiones se muestra muy
libre, improvisado y en otras brinda líneas de bajo ajustadas y sobrias como
los que utilizaba J-Dilla, quien a mi parecer es precursor de lo que FlyLo,
Sounwave, Terrace Martin y otros quieren lograr aquí. Su versatilidad para los
estilos musicales es algo que ha cultivado a lo largo de su carrera puesto que
ha tocado para artistas tan disímiles como el otrora bajista Stanley Clarke, Sun
Ra, Erykah Badu y la banda de metal Suicidal Tendencies.
También escuchamos un Pharrell Williams muy minucioso junto a Sounwave en el track ‘Alright’,
aportando un ritmo de trap con saxofones al fondo y voces corales disonantes
interpretadas por Pharrell, Candace Wakefield y Thundercat. La importancia de
las voces radica en el estilo R&B y neo-soul, con solo decir que el disco
cuenta con colaboraciones de uno de los Isley Brothers y George Clinton,
fundador de la legendaria banda precursora del funk psicodélico Funkadelic.
Flying Lotus - Never Catch Me ft Kendrick Lamar
TPAB es
una conversación, una discusión donde participan diferentes personajes que
presentan sus versiones y enfoques de la historia afroamericana. Interviene
Snoop Dogg; Dr Dre y Wesley Snipes aparecen en el ‘Wesley’s Theory’ y un poema
recitado por Kendrick al final o principio de cada tema concluye en el último
track ‘Mortal Man’ como una
conversación con el fantasma de 2pac,
perfectamente construida a partir de una entrevista realizada a mediados de los
90. Es realmente loco, la conversación
final fluye como si además de haber hecho el holograma de 2pac también hubieran
replicado su voz.
Claro
ejemplo de la dirección del disco es uno de los sencillos promocionales, ‘The Blacker The Berry’ inspirado en la
novela homónima de Wallace Thurman, un tema muy afín a la tradición literaria, verbal, narrativa y cinematográfica afroamericana.
Kendrick al igual que el autor con los personajes de la novela, profundiza en
el racismo entre negros y la discriminación de aquellos que poseen pieles más
oscuras. KDot proclama su propia hipocresía en este tema puesto que la
identidad del negro se encuentra en una dicotomía de orgullo y vergüenza por su
raza, dilema difícil de manejar: A veces defiende su raza, otras veces la ataca
y se margina por su condición. Otro ejemplo de referencias literarias es la
portada y nombre del disco, donde aparece un juez muerto en el piso y una horda
de negros encima de él. El título del disco y su portada hacen alusión a la
obra ‘Matar un ruiseñor’ -‘To kill a mockingbird’- de Harper Lee, novela basada en hechos reales y situada en un
pueblo campestre ficticio de Estados Unidos donde se lleva un juicio contra un
negro por una acusación dudosa de violación. Es interesante el juego de
palabras con el título del libro y el del disco, presentando ‘Enchular una mariposa’
como el posible cambio que la comunidad negra necesita para surgir.
‘Institutionalized’ es uno de los temas
que armónicamente más empatía me causa. Presenta a un Snoop Dogg que apadrina a
Kendrick como heredero y máximo representante de Compton y comparte sus opiniones acerca de la industria de la música y sobre lo importante que es ser
emprendedor y marcar la diferencia. Kendrick establece distancia entre
él y sus amigos del barrio, que se quedaron atrapados en un lugar infestado por
pandillas y el tráfico de drogas, mientras que él triunfó musicalmente y ha sido
exitoso, aunque no se plantea olvidar sus orígenes ni irrespetarlos.
Kendrick
Lamar no se cree dueño de una verdad, es solo un exponente de varias partes de
ella y trata estos temas con profundidad social pero al mismo tiempo con mucho
cuidado. Este disco es realmente oportuno en el contexto político y social
estadounidense, la situación ha estado bastante tensa con los atropellos a los derechos civiles y humanos de los negros y la comunidad reflexiona sobre si el
racismo quedó atrás o es un demonio que todavía recorre aquellas tierras a
través de los caminos menos sospechados…o los habituales.